Hace poco he sido madre y es algo que me ilusiona y me hace feliz, pero a su vez me estresa profundamente. Hace un año que no duermo con continuidad pero tengo que seguir trabajando, seguir siendo pareja, amiga, amante, madre, profesional, ....
Hace años que se oye el término metrosexual para hablar del hombre que se cuida, utiliza cremas, va a la moda, le gusta la cultura, vamos lo normal. Luego se acuñó el término urbesexual para denominar lo mismo pero más machote, ya que se identificó en cierto modo el término anterior con el hombre más femenino.
Pues bien yo quiero acuñar el término Metromadre, para denominar a la mujer que quiere seguir siendo lo que era y además ser madre que no es fácil, y además sin dormir, que tampoco es fácil. Esa es la mujer que quiere seguir cuidándose, ir a la peluquería, ir bien vestida, con un buen perfume, ser una máquina en el trabajo, la familia, la pareja, salir de vez en cuando, todo lo que era normal y ahora supone un esfuerzo extraordinario.
En serio, ir a la peluquería con un carrito es demoledor, lo que antes te relajaba mientras te daban un masaje en el lavado de cabeza, salías divina con tu nuevo peinado ahora es una odisea. El bebé llora mientras te lavan, quiere merendar mientras te peinan, lo coges en brazos para que no llore, empieza a tirar del cable, a ponerte nerviosa a ti y a la persona que te está peinando, le pides que abrevie, el pelo ya no te queda como habitualmente y cuando sales te dices para qué habré venido si me peino en casa en un momento, gratis y me queda casi igual. Total si ya ni salgo.
La ropa también es algo que me preocupa, selecciona cuidadosamente chaqueta, leggins, perfume, zapatos, preferiblemente negro, porque esos kilillos de más tras el embarazo no salen fácilmente y cuando por fin te das el visto bueno corren hacia ti con los brazos abiertos y te echan babas, te quitan el colorete, te churretean la chaqueta, te echan un poco de comida, y ... a qué huelo si me había echado 2one2 de Carolina Herrera y, ¡¡¡ huelo a leche!!!!
Salir es otra cosa. Consigues después de meses que tu pareja se quede con la niña y quedas con un montón de amigas que a su vez han conseguido encajar su agenda con la tuya y sales como despavorida, como si fuera la primera vez, copas, bailar, trasnochar pero claro cuando llegas a casa no puedes dormir hasta las mil. Nada más llegar, cuatro de la mañana: toma tu hija, lleva toda la noche llorando porque no estás, seguro que se siente abandonada. Y a las siete menos cuarto suena el reloj.... quieres morirte.

Enfin, ¿qué puedo hacer para seguir creciendo? No sólo como madre sino también en mis otras facetas de mujer.... y por supuesto disfrutándolo. Ser metromadre es muy duro. Eso sí me pierdo por su sonrisa...